domingo, julio 7, 2024
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La estrategia de inserción internacional de la Argentina en un mundo con la OMC débil y un Mercosur para aggiornar

Las propuestas para una inserción internacional competitiva fueron el tema central de un panel moderado por Federico Zerboni, presidente de Maizar, del que participaron Martín Piñeiro, director del Comité de Agricultura del CARI; Agustín Tejeda Rodríguez, subsecretario de Mercados Agroalimentarios e Inserción Internacional de la Secretaría de Bioeconomía, y Marcelo Cima, secretario de Relaciones Económicas del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, en el Congreso Maizar 2024.

En un contexto internacional en el que las relaciones comerciales entre los países son cada vez más complejas, poder definir una agenda de negociaciones para impulsar los productos nacionales es estratégico. “Acabamos de venir de Ginebra y ahí pudimos comprobar la cantidad de trabas que tiene la política comercial agropecuaria”, aseguró Federico Zerboni, en referencia a lo complicado que está el mundo de los negocios.

A la hora de identificar los factores que impactan en los cambios en el comercio internacional, Martín Piñeiro indicó que la fragmentación política y económica entre Occidente, con Estados Unidos como abanderado, y Asia, con China como referente, complica los términos de las negociaciones. “En los últimos tres años, FMI informó que el comercio exterior a nivel mundial cayó 2%, pero entre los países de los bloques el intercambio cayó 5%; eso es un síntoma de fragmentación. Por lo tanto, la tradicional forma de salir a vender al mundo ya no alcanza”, sostuvo. 

Si bien el especialista aseguró que las exportaciones agropecuarias argentinas seguirán siendo importantes para el país, ya que representan 70% de las ventas totales, demandan un cambio en la estrategia de desarrollo y fomento. “Están concentradas en términos de productos y de países. Cinco nomenclaturas comerciales representan 80% de las exportaciones, y 10 países, el 65% del total”, graficó. Dentro de esta fragmentación comercial, los alimentos se han convertido en un objeto geopolítico, que influye en cualquier negociación o acuerdo multilateral. “Hay un debilitamiento de la OMC, lo que resulta complejo”, admitió. 

Agustin Tejeda Rodríguez trazó la estrategia que tiene la Secretaría de Bioeconomía de la Nación para una inserción internacional competitiva. “En el comercio internacional florecen grandes y nuevas oportunidades, pero con nuevos y renovados desafíos. Hay una reconfiguración de la demanda, nuevo escenario geopolítico y disrupciones en las cadenas globales. Hay nuevas preocupaciones y requerimientos ambientales, que imponen barreras por fuera de la OMC”. 

Para el subsecretario de Mercados Agroalimentarios, la Argentina tiene que aprovechar el nuevo escenario para llevar a cabo una inserción basada en las cadenas de la bioeconomía. Y en esa lista está el maíz y sus derivados.

La idea oficial es posicionar a la Argentina como un proveedor líder de alimentos y de otros bienes y servicios, sobre la base de sus fortalezas y ventajas competitivas. “El objetivo es aumentar la participación en el mercado global con base diversificada en dos atributos: confianza, debido a que es una región en paz y con apertura comercial, y sostenibilidad, que valoriza los sistemas productivos”, indicó el funcionario.

Para poder llevar a cabo esta estrategia, desde la Secretaría de Bioeconomía sostienen que la condición necesaria es la estabilización macroeconómica y, a nivel sectorial, es desregular, “como en el caso del maíz la eliminación de los volúmenes de equilibrio”, agregó. También sostuvo que la eliminación de fideicomisos y de los precios máximos a los granos, la disminución a 0 de los aranceles a la importación de fertilizantes (urea, nirato de amonio y mezcla) y la reducción en más del 50% de aranceles a herbicidas (glifosato, atrazina y 2-4D), van en esa dirección. Según Tejeda Rodríguez, el norte es la eliminación de los impuestos distorsivos.

La agenda política para una inserción internacional contempla también la eliminación de restricciones, la apertura y negociaciones comerciales y estrategia de diferenciación por productos. Asia y África aparecen como los mercados más dinámicos. Para el maíz, los países de América Latina y el Caribe son también una oportunidad

En un mundo donde hay 700 millones de personas con hambrunas, la Argentina aparece como parte de la solución. “Ahí es donde comienza el trabajo de la Cancillería”, aseguró Marcelo Cima. Según el secretario de Relaciones Económicas del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, la hoja de ruta que puso en marcha el Gobierno nacional es jugar con las reglas de los países desarrollados, para lo cual la Argentina debería ir ajustando su legislación. 

La Argentina llegó tarde a la fiesta de los acuerdos comerciales. Cancillería va a empujar para concretarlos”, afirmó. La idea es avanzar junto con Brasil en las negociaciones. 

El funcionario le restó posibilidades al acuerdo comercial con la Unión Europea (UE), al menos en el corto plazo. “Estaba cerrado en 2019, pero luego, diferentes posturas, tanto de países del Mercosur como de Europa, lo dejaron abierto y sin resolución. Hay posibilidades de cerrarlo, pero la ventana es chiquita”, observó.

Las elecciones europeas, previstas entre el 3 y el 9 de junio próximos, serán un termómetro para que los países del bloque puedan avanzar con una postura más homogénea. “Vamos a negociar después de las elecciones europeas”, anticipó Cima, y reconoció la intención de la Argentina de avanzar en la negociación de un acuerdo comercial con la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), un bloque integrado por Islandia, Suiza, Noruega y Liechtenstein, que representa un mercado global de 10 millones de personas.

Cima reconoció las dificultades que hoy tiene el comercio exterior argentino para reemplazar a la UE como comprador: “Todos los modelos teóricos identifican a la UE; Asia está todo en rojo, por sus restricciones”, diferenció.

La postura del Gobierno nacional es avanzar en acuerdos junto con el Mercosur, aunque Cancillería propone algunos cambios, “un aggiornamiento” en el funcionamiento de la unión aduanera. “Vamos a proponer en la próxima reunión tres modernizaciones; financiera, para que no se gaste más de la cuenta; institucional, para hacerlo más ágil; y para la toma de decisiones, ya que no nos convence que la postura de uno de los países miembros pueda voltear la posición de tres”, ejemplificó Cima

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